martes, 1 de mayo de 2018

Sharon Tate, masacre en Cielo Drive



Ser rubia y tener éxito en el Hollywood de los años 60 parecían ser dos ingredientes suficientes para que tu vida corriera peligro. Y es que tras las muertes de Marilyn Monroe y Jayne Mansfield en 1962 y 1967 respectivamente, la ciudad de Los Ángeles se enfrentaba a otra conmoción, una que superaría a todas las anteriores: el brutal asesinato de Sharon Tate.

La noche del 8 de agosto de 1969 cuatro individuos irrumpieron en la casa que Tate compartía con su marido, el cineasta Roman Polanski, en el 10050 de Cielo Drive. En apenas unos minutos, y sin ninguna justificación aparente, los asaltantes se ensañaron con la actriz asestándole dieciseis puñaladas. A su vez, Jay Sebring, Voytek Frykowski y Abigail Folger, tres amigos de la actriz que la habían acompañado a casa después de cenar, también fueron asesinados. Polanski, que se encontraba en Londres terminando de grabar una película, no pudo hacer más que regresar inmediatamente para preparar el funeral.

Después del crimen la meca del cine quedó en shock y no fueron pocas las celebridades que reforzaron la seguridad en sus casas y las que abandonaron la ciudad. Sin embargo, todavía tendrían que pasar dos meses para que se arrojara algo de luz al caso.

Así, en noviembre de ese mismo año, Susan Atkins, una jovencita de 21 años era arrestada por el robo de un vehículo. Durante el interrogatorio, y para asombro de los investigadores, la muchacha confesaba haber participado en el asesinato de Sharon Tate. Tras negociar con la fiscalía Atkins delató a sus cómplices de aquella noche: Tex Watson, Patricia Krenwinkel y Linda Kasabian. Todos miembros de La Familia, la secta fundada por Charles Manson, el cerebro de aquel crimen.

Y es que Manson, en su sueño por convertirse en músico, había sido rechazado varias veces por Terry Melcher, un productor musical que casualmente era el casero de Tate y Polanski. De esta manera, tal vez frustrado hasta límites inimaginables, pensando que Melcher (y no Tate y sus amigos) se encontraría en la casa, o simplemente queriendo exteriorizar su odio hacia la sociedad, Manson ordenó a los miembros de La Familia que entraran en la casa y matasen a todos sus ocupantes.

Sea como fuere, la masacre de aquella noche de agosto de 1969 pasó a formar parte de la historia negra de los Estados Unidos y catapultó a la fama a uno de los personajes más oscuros del siglo XX, Charles Manson. Un crimen más terrible si cabe si tenemos en cuenta la frialdad con la que los asesinos dieron muerte a sus víctimas, ya que a pesar de las súplicas no tuvieron compasión con Sharon Tate, que estaba a solo dos semanas de dar a luz.


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